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No es ningún secreto que existe una correlación entre el deporte y las enfermedades cardiovasculares. Se han llevado a cabo numerosos estudios sobre el tema con una variedad de conclusiones diferentes. Sin embargo, el consenso general es que existe una relación positiva entre ambos. Esto significa que participar en el deporte puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

El corazón es un músculo y, como todos los músculos, se beneficia del ejercicio regular. Cuando una persona practica deporte, su músculo cardíaco se fortalece. Un músculo cardíaco más fuerte bombea la sangre de forma más eficiente por todo el cuerpo y requiere menos esfuerzo para hacerlo. Esta reducción del esfuerzo conduce a una menor frecuencia cardíaca tanto en reposo como durante la actividad física.

La reducción de la frecuencia cardíaca en reposo tiene numerosos beneficios. En primer lugar, reduce su riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares como la enfermedad coronaria, el ictus y la hipertensión. En segundo lugar, reduce su probabilidad de sufrir un ataque al corazón. Y tercero, disminuye su riesgo general de muerte. De hecho, por cada 1% de disminución de la frecuencia cardíaca en reposo, se produce el correspondiente 2-3% de disminución de la mortalidad cardiovascular.

El deporte también tiene la capacidad de mejorar otros factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares como la obesidad, la diabetes, el colesterol alto y la presión arterial alta. Por ejemplo, la obesidad supone un esfuerzo para el corazón y puede provocar una presión arterial alta. La participación en el deporte puede ayudar a las personas a perder peso o a mantener un peso saludable, lo que a su vez disminuye su presión arterial y reduce el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

El deporte ofrece muchos beneficios a quienes lo practican con regularidad. Uno de los beneficios más importantes es el impacto positivo que tienen en la salud cardiovascular. El deporte también puede ayudar a mejorar otros factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares como la obesidad, la diabetes y los niveles altos de colesterol. Así que ¡salga y empiece a moverse! Su corazón se lo agradecerá.

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